Los domingos por la tarde la pereza nos pide sillón, pero vale la pena pasarse por el bar Bemba a tomarse algo con los amigos y disfrutar de unos cuentos para romper con la rutina. Sino preguntad a los que asistieron ayer y compartieron con Rubén y conmigo esos Descatalogados, algunos nunca antes contados y otros recuperados de antiguas sesiones de memoria tibia, y que fue un placer ofrecerles por primera vez.
Muchas gracias a todos por acompañarnos, espero poder invitarles muy pronto a escuchar nuevas historias, viejas palabras, dulces sueños de cuentacuentos.
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